Usualmente se suelen emplear estos tres términos como si fueran sinónimos, nada más lejos de la realidad, aunque todas guardan ciertas similitudes, existen diferencias y matices que hacen a cada una de estas palabras únicas y diferenciales.
El término abundancia proviene del latín abundancia y quiere decir “una gran cantidad de algo”, con “algo“ se refiere a un espectro muy amplio de cosas.
Por ende, la abundancia va mucho más allá de lo económico, no se detiene allí, el hecho de ser abundante puede ser en todos los ámbitos que tú quieras y desees.
Por otro lado, la riqueza proviene del gótico reiks, que se traduce como rico o poderoso, añadido a eso tiene el sufijo “eza” que indica cualidad. Por ende, este término está asociado a connotaciones positivas.
Por eso mismo se puede emplear para dar empoderamiento y en un sentido positivo. Tener riquezas es el sinónimo de ser abundantes en lo positivo, como dinero, bienes, negocios o poder.
En cambio, la prosperidad viene del latín prosperitas, que significa: salir bien, tener buena suerte o éxito en lo que sucede. El prefijo que posee, “pro”, significa: hacia delante y el sufijo “dad”, que habla de una cualidad.
Por esto mismo, la prosperidad se puede ver como un nivel de bienestar que se ha logrado con mérito propio.